lunes, 6 de septiembre de 2010

Serpa, ¿contra su propia reelección?


De los 24 gobernadores y más de mil alcaldes que hay en Colombia, sólo uno se ha manifestado contrario al proyecto que acaba de presentar el gobierno de Juan Manuel Santos a la Cámara de Representantes para permitir la reelección de estos. Esa voz que clama en medio de una multitud silenciosa es la de Horacio Serpa, gobernador de Santander, a quien lo primero que llamó su atención –en columna para El Nuevo Siglo- fue que el proyecto en mientes lo hubieran presentado “cuando el país no cesa de recibir noticias de los despachos judiciales y de los organismos de control por los desafueros cometidos en el fallido proceso de aprobación de la segunda reelección del ex Presidente Uribe”.

http://www.semana.com/noticias-opinion/serpa-contra-su-propia-reeleccion/144134.aspx

Los argumentos del Gobierno están sustentados en darles equidad a las políticas nacionales y locales, pues “se evidencia desigualdad entre lo que contempla la reelección presidencial, y la ausencia de ésta en los alcaldes y gobernadores”. De todos modos, es innegable la utilidad política que para un gobierno en ciernes representa tener alcaldes y gobernadores a favor suyo (en parte por haberles ‘ferrocarrileado’ la aprobación de su virtual reelección), pero es precisamente en ese escenario donde le cabe razón a Serpa cuando advierte sobre los peligros que para la institucionalidad representa no ya uno, sino centenares de potenciales apetitos reelectorales desbocados.

Ahora bien, hay quienes dicen que a los políticos no hay que creerles, y en el caso de Serpa basan su argumentación en que ya ha dado marcha atrás en temas álgidos, como cuando después de haber sido el más férreo opositor de Álvaro Uribe –tanto en campaña como al comienzo del primer gobierno de éste- le recibió la embajada ante la OEA en Washington, por los tiempos en que por cierto el propio Uribe se oponía a la reelección. Pero hay razones para pensar que ahora no lo cobija un cálculo egoísta (se dice que en aquella ocasión pensó fue en la conveniencia para sus hijos), y una de ellas sería la contundencia con la que se expresa, al decir por ejemplo que “perpetuar en el poder a unos pocos es un portazo a la paz”, una afirmación de la que es difícil desmontarse luego.

Lo riesgoso de tan ‘altruista’ comportamiento es que al negarse a su propia reelección, Serpa deja su bien cimentada obra de gobierno –algo que hasta sus opositores le reconocen- en manos de una rebatiña de políticos a cual más interesados en hacerse a la piñata de los puestos y los presupuestos de un departamento cada día más próspero, en la que ya han comenzado a hacer fila desde su actual secretario del Interior, Luis Fernando Cote Peña (próximo a renunciar para no inhabilitarse), pasando por el alcalde de Bucaramanga, Fernando Vargas Mendoza (muy cercano al uribismo), y rematando con la sombra impenitente de Hugo Heliodoro Aguilar, del Movimiento Convergencia Ciudadana (el mismo de Luis Alberto Gil Castillo, hoy preso por parapolítica), para mencionar sólo tres posibles vertientes de sucesión.

A sabiendas de que Horacio Serpa es un habilidoso estratega que no da puntada sin dedal (y quizá de allí provenga su segundo apellido, Uribe), la única explicación de tan arriesgada faena es que guarda algún as bajo la manga, el cual le permitiría dejar el cargo en quien él quisiera, no en manos del albur. Resuelta esta encrucijada, la siguiente incógnita a resolver gira en torno a cuáles serían sus planes para el 2012 y venideros, pues si hay algo seguro es que no dedicará las tardes a jugar parqués con su amada Rosita, ni a echarles maíz a las palomas en el parque García Rovira de Bucaramanga. Es aquí donde quizá cobra sentido el eslogan de su administración, “Haciendo país”, como indicativo de que si ocupó la Gobernación de Santander no fue para eternizarse en ese puesto, sino para que todos vieran que sí estaba –o mejor, está- en condiciones de regentar el solio que se le negó en tres ocasiones consecutivas.

Es factible entonces deducir que con su enfática renuncia a una eventual reelección como gobernador, Horacio Serpa Uribe no deja de mirar a lo alto, cada vez más alto. Es lo propio, diríase, de un espíritu batallador como el suyo. Y baste con concluir diciendo que está –o mejor, sigue- en todo su derecho, y que se le aplaude su osadía.

1 comentario:

Ricardo V dijo...

En un país tan malsano, corrupto y torcido como LOCOMBIA la verdad que en un acto de honestidad la REELECCIÓN INMEDIATA para cualquier cargo público de elección popular DEBERÍA QUEDAR PROHIBIDA POR constitución. Quien le garantiza a usted que no se vayan a usar recursos del Estado para financiar campañas políticas??